El choque siguió la tónica habitual de la serie y la igualdad en el marcador fue total hasta entrado el último cuarto. En la primera mitad, Blatt se vió obligado a hacer desaparecer al segundo mejor jugador de Cleveland en las finales, Mozgov, debido al entramado de bajitos formado por Kerr, y fue J.R Smith el que acompañó a un sensacional Lebron. 4 triples y 14 puntos parecían anunciar que la noche de Smith había llegado, pero el espejismo duró hasta el descanso. Sólo la defensa de los Cavs permitió a los Warriors apretar el acelerador muy poquito a poquito, con un Iguodala que volvió a ser vital en todas las facetas del juego y a un Curry que jugando al tran tran cada vez iban minando un poquito más la moral de Cleveland, que veía como pasaban los minutos y James empezaba a volver a su nivel humano. El último cuarto fue un destrozo. Un parcial de 25-11 cuando los Cavs se pusieron a 1 al arrancar el último periodo sentenciaron el choque. Iggy volvió a pegarse sobre James sin parar y sus procentajes descendieron dramáticamente en la segunda mitad. Síntomas de agotamiento y otros cuarenta y tantos minutos que ni el físico privilegiado del rey puede aguantar por quinto partido consecutivo.
No hubo alternativas en los visitantes, mientras en el otro lado, Curry compensaba a base de triples el flojísimo partido de un Klay Thompson al que las finales le están pesando más de lo que todo el mundo imaginaba. Dos triples inverosímiles frente a Dellavedova sentenciaron un choque al que los Cavs no pudieron oponer batalla con el juego coral de Kerr en los últimos ocho minutos, situando a los Warriors a tan sólo una victoria de su segundo anillo de la historia. El martes "win or go home" para Lebron.
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