Un Lebron exhausto aumenta su leyenda y empata la serie.



CLE-GSW:  Con la confirmación de la lesión de Kyrie Irving para lo que resta de temporada, Cleveland debía reponerse del mazazo anímico durísimo que suponía la baja de su segundo mejor jugador, y vaya si lo hizo. El Rey se volvió a multiplicar por siete y tras 50 minutos de juego sobre sus espaldas cargó con el peso de una franquicia hecha por y para ganar. James logró su quinto triple doble de unas finales gracias a los 39 puntos, 16 rebotes y 11 asistencias que sirvieron para que los de Ohio empatasen de forma más que justa un partido en el que fueron por delante tres cuartas partes del tiempo reglamentario. James inició el choque con agresividad al aro, una estrategia clara de ISOS hacia él y un juego perfecto en la media distancia. Golden State no lograba parar el juego del Rey mientras el atasco en ataque era enorme tras la salida del campo de Klay Thompson, autor de 9 puntos en 4 minutos antes de irse al banquillo por dos faltas rápidas.

Curry no estuvo en todo el partido a excepción de dos flashes que culminaron la remontada por parte de los Warriors, pero sus 13 triples fallados en el choque provocaron esta vez un récord, pero negativo en unas finales NBA. Los Warrios vivieron por y para Thompson, que como en una de sus grandes noches anotó todo lo que pasó por sus manos de múltiples maneras y formas, frente a distintos defensores y en distintas posiciones. Estaba on fire. Cleveland llevó el peso en el marcador la mayor parte del choque, gracias a una excelsa defensa interior, con especial mención a un Mozgov que estaba cuajando un partidazo en ambos lados hasta la sorprendente desaparición en el campo por parte de David Blatt, y a un Dellavedova que sigue cubriendo sus carencias técnicas con un corazón y ganas envidiable. 0/8 en sistuaciones de 1 contra 1 de Curry sobre el austrliano le han valido al pequeño base procedente de St Mary's para seguir alargando su sombra en una temporada en la que ni se le preveía un hueco en un roster de la mejor liga del mundo.

Los Cavs lograron abrir una brecha de 11 puntos a escasos 3 minutos y medio del final del partido, dejando el choque casi setenciado frente a unos Warriors ausentes en ataque, sin su característico movimiento de balón y sin fluidez en 3/4 de cancha para sacar tiros liberados. Tan sólo destellos de un Curry gris y el peso de Thompson junto con el pundonor de Green metían a los locales en el partido aunque fuese un poco. Pero al final todo cambió. Un parcial de 15-4 para los de Oakland, con un más que discutido arbitraje (excesiva dureza sin castigo sobre las penetraciones de James) llevó a los de la bahía a remontar el choque con una canasta fácil de Curry tras dos faltas absurdas de un J.R Smith que estuvo a punto de perder el partido él sólo en dos ocasiones. Lo que da te lo quita como ya bien demostró en Knicks, y anoche estuvo a punto de costarle muy caro a los Cavs. A pesar de ello, un agotado Lebron (que tomó decisiones más que cuestionables en las últimas posesiones del encuentro) sacó su madera de líder para asumir de nuevo el tiro decisivo, pero su penetración no encontró aro y el choque se fue de nuevo a la prórroga, convirtiendo la serie en la primera de la historia en las finales en la que los dos primeros encuentros se iban al tiempo extra.

Ya en ella, Cleveland se llevó el gato al agua a pesar de la nueva absurdez en defensa de Smith. Curry con su 5/24 (y 2-15 en tiros de 3) y Thompson (34 puntos) fallaron sendos tiros cómodos tras las dos canastas consecutivas de Green que ponían a los Warriors por delante en el marcador (93-92). Dellavedova con dos tiros libres cruciales tras un excepcional rebote ofensivo puso la ventaja de nuevo en manos de los Cavs. Curry tuvo la oportunidad para poner a los locales por delante, pero completando su noche negra, un airball y una posterior pérdida tras el tiro libre de Lebron provocaron que los visitantes pusiesen el 1-1 definitivo en el marcador. Las finales viajan ahora a Ohio, con la incertidumbre de si Lebron aguantará mínimo tres partidos más esta carga de minutos e intensidad. Lo que si está claro es que nunca se ha visto al Rey celebrar la victoria con la ira y entusiasmo de anoche. La bestia está encendida.


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